lunes, 21 de noviembre de 2011

Discriminación laboral: un abuso doloroso y frecuente

Mujeres, discapacitados, extranjeros y pobres son las principales víctimas, pero ahora también la padecen quienes viven en la zona sur, por los piquetes en el Puente Pueyrredón. Hay leyes que la castigan, pero se cumplen poco. Luces y sombras de un informe de la ONU sobre la situación en el país.


Madre sola, abstenerse

María Angélica hizo una carrera brillante: se recibió de contadora a los 22 años con promedio 9, a los pocos meses comenzó a trabajar en una empresa de alimentos, y a los 30 —luego de un tratamiento de fertilidad— fue mamá de mellizos. Entonces decidió hacer un alto en su carrera. Pero un par de años después vinieron el divorcio y la necesidad de volver a trabajar. Y ahí lo supo: ser separada y madre de dos hijos pequeños puede ser la peor carta de presentación en el mercado de trabajo.

"A lo largo de un año —recuerda— me presenté en una docena de estudios contables y nunca me llamaron. En algunos de ellos, según me enteré después por personas conocidas, contrataron a profesionales con menos experiencia, en su mayoría hombres. Como en varias entrevistas laborales me preguntaron con quién iba a dejar a mis hijos si conseguía el empleo, llegué a pensar que la próxima vez no iba a mencionar que era una madre separada. Ahora tengo trabajo pero sin relación de dependencia: si no voy no cobra

Durante las Jornadas Cuatripartitas sobre Responsabilidad Empresaria realizadas hace pocas semanas en la Universidad de La Matanza, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, sostuvo que en la Argentina "hay discriminación laboral" no solo "entre hombres y mujeres", sino también por "nacionalidad, cuestiones gremiales o incluso diferencias religiosas".

A pesar de que en nuestro país la discriminación laboral está prohibida por la ley 23.592, el problema persiste: aunque no hay cifras oficiales, funcionarios de diversos organismos aseguran que se acrecentó el número de denuncias y que a partir de la crisis de 2001 surgieron nuevas y más sutiles formas de este tipo de abuso. Consultado por Clarín, el ministro Tomada señaló que "el deterioro de la situación social argentina no solo implicó la pérdida de miles de puestos de trabajo sino también un profundo retroceso en la calidad de las relaciones laborales, cuyas expresiones más evidentes fueron la informalidad, la pérdida de capacidades profesionales adquiridas o el debilitamiento de la cohesión social. En ese marco, fueron tomando visibilidad algunas conductas abusivas hasta entonces aletargadas, como es el caso de la discriminación por razones físicas, de género, raza o religión".

Según un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) la práctica de la discriminación laboral sigue siendo un problema en todo el mundo, y entre sus víctimas más frecuentes están quienes tienen trabajos mal remunerados o "en negro". A estos sectores hay que sumarles quienes siguen siendo sujetos predilectos de los discriminadores: mujeres, extranjeros, homosexuales o discapacitados.


El sur tampoco es conveniente

Vivir en el sur del Gran Buenos Aires, la zona más pobre y castigada del conurbano, también puede ser un estigma a la hora de conseguir trabajo. Marcelo C., 39 años, tres hijos, desocupado del gremio textil, descubrió que en algunas empresas, además de conocimientos y antecedentes, pesaba en la elección el hecho de no tener domicilio en la zona sur. "El argumento que me dieron es que los que viven en esa zona suben el promedio de llegadas tardes o faltas por los piquetes que cortan a cada rato el puente Pueyrredón", señala.


Olga Hammar, presidenta de la Comisión Tripartita de Igualdad de Oportunidades entre Varones y Mujeres del Ministerio de Trabajo señala que "es difícil dar cifras de discriminación laboral porque el 48% de la población activa está en negro. La principal discriminación en el mundo laboral es de género, porque históricamente las mujeres pertenecieron al ámbito doméstico y el hombre al público".

"Con la crisis de 2001 —señala— este país ha cambiado, fue un punto de inflexión muy fuerte y todavía no nos damos cuenta de cómo va a modificar esto las relaciones en el futuro. En el gran Buenos Aires y Capital Federal, casi el 40% de los jefes de familia son mujeres, con maridos desocupados, subocupados o ausentes. Ellas están participando pero todavía no ocupan los lugares de decisión real ni ganan lo mismo que los hombres".

"También hay discriminación —agrega Hammar— cuando se trata de formación profesional: muchas veces las empresas no quieren invertir en capacitación para mujeres porque dicen que después quedan embarazadas" y abandonan su carrera.


El insulto que quedó grabado

"Bancame porque al final este boliviano de mierda no puede decir lo que dijo", afirmó un funcionario del gobierno mendocino, en un mensaje que dejó grabado en el teléfono de un intendente de esa provincia. Con estas palabras buscaba desacreditar la información publicada en julio de este año por un periodista del diario Los Andes, sobre la interpelación que afrontó este funcionario ante la Legislatura. Distintos intendentes del gran Mendoza tuvieron acceso a la grabación, el diario hizo pública la frase y hubo un repudio del Senado mendocino, un pedido de desagravio en Diputados y la queja diplomática del consulado de Bolivia, que ha denunciado discriminación de los policías con los ciudadanos bolivianos que residen en Mendoza. El hecho motivó una denuncia ante el Instituto Nacional contra la Discriminación (INADI).


La discriminación racial también persiste y se instala en el mundo del trabajo. Afecta, entre otros, a los inmigrantes, a las minorías étnicas, y a los pueblos indígenas. Otras de las formas de discriminación que tomó impulso en los últimos años es la ejercida contra las personas que padecen enfermedades —especialmente SIDA— y contra discapacitados. Entre las denuncias recibidas por el INADI el año pasado, un 25% corresponde a actitudes discriminatorias ejercidas contra personas afectadas por problemas de salud o discapacidad.

También se registran denuncias por motivos de edad, como la imposición de un límite de edad para la contratación, o sutilezas tales como alegar un exceso de experiencia para el cargo.

Hace un año y medio, una enfermera de La Plata denunció que se contagió el virus del SIDA en una clínica y que los administradores luego de conocer el diagnóstico la despidieron sin explicaciones. Un compañero de tareas de la mujer, también portador de HIV, inició un expediente luego que lo despidieran por motivos similares. Pero hace tres meses murió sin ver una sentencia sobre su caso.


Despedida por contagiarse


La mujer, "Maca", ingresó a la Fundación "Mujeres por la Vida" —que asiste a enfermas con SIDA—, tiene 57 años, dos hijos y varios nietos. Según su denuncia, la clínica no le suministraba los elementos de asepsia, y explicó que en una ocasión se había pinchado con una aguja mientras atendía a un paciente con HIV.


El último informe realizado por la OIT, el más completo sobre el fenómeno de la discriminación laboral, señala que el lugar de trabajo, ya sea una fábrica, una oficina o el hogar, representa un lugar estratégico para iniciar la lucha contra la discriminación. "Cuando en el lugar de trabajo se reúnen personas con diferentes características y se las trata de manera equitativa, se contribuye a combatir los estereotipos en la sociedad en su conjunto", lo que "lleva a una situación en la que puede reducirse el peso de los prejuicios y es posible llegar a superarlos. Un ámbito laboral que propicie la inclusión social ayuda a prevenir y remediar la fragmentación social, los conflictos raciales y étnicos y las desigualdades de género".

En la provincia de Corrientes, todavía recuerdan un caso que desató una fuerte polémica. Los protagonistas fueron tres maestras de un colegio católico y un sacerdote que las echó acusándolas de "vivir en adulterio", porque todas ellas estaban en pareja con hombres separados y no se habían casado por iglesia.


La maestras del "pecado"

Las tres maestras, Juana, Haydeé y Elba, tenían todas más de 10 años de docencia en la escuela Nuestra Señora de Pompeya, pero en mayo del 2001 se produjo un cambio de autoridades y el cura Jorge Scaramellini Guerrero intentó que renunciaran, pero las tres mujeres se negaron. El sacerdote llamó a la policía para desalojar del lugar a dos de las maestras y echó a gritos a la tercera. El INADI intervino en el asunto y calificó el hecho como "claramente discriminatorio".


La discapacidad ocupa otro de los grandes capítulos de la discriminación en Argentina. Según datos oficiales, existen unas 3 millones de personas con discapacidad, y entre ellas el índice de desocupación llega al 90%. Después de la discriminación por motivos raciales, la discriminación hacia discapacitados fue el segundo item más denunciado el año pasado en el INADI.


Una lucha que terminó bien

Gustavo Oliva es cordobés, analista de sistemas, tiene 39 años y uno de casado con Patricia, una maestra porteña. Cuenta que le costó mucho esfuerzo terminar el secundario, mucho más recibirse en la universidad, y años de frustraciones y rechazos conseguir trabajo. "Durante años presenté mi currículum en cientos de lados, pero siempre con el mismo final frustrante: me citaban para una entrevista, pero cuando veían que camino mal y me cuesta hablar, me decían que ya me iban a llamar. Nunca lo hacían", cuenta Gustavo.

"Pero seguí insistiendo, agrega, los discapacitados tenemos fama de laburantes. Ahora tengo dos trabajos: por la mañana en tribunales y por la tarde en una empresa donde hago programas de computación. ¿Cómo lo conseguí? Me llamaron al día siguiente de que mi caso salió publicado en La Voz del Interior".


A nivel nacional, una ley obliga a cubrir el 4% del total de los empleos estatales con personas discapacitadas, siempre que estén en condiciones de realizar el trabajo. Pero casos como el anterior demuestran que en la práctica el tema no es fácil.

El informe de la OIT considera que la prohibición de la discriminación en el trabajo no ha dado grandes resultados, y concluye que la legislación que prohíbe la discriminación e
.s un elemento indispensable pero no suficiente. "Se requiere además de instituciones que garanticen la aplicación de la ley, medidas positivas, una educación sin prejuicios, formación y servicios de empleo y datos que permitan efectuar un seguimiento de los avances"

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